La asistencia fue nutrida y con algunas novedades. Nos acompañó Mila, copropietaria, en su día, del mítico boliche "El Cóndor" que durante varios años abrió sus alas en Cimadevilla (Gijón). También gozamos de la compañía de un verdadero veterano en las lides de la música andina, como es Jonás. Asistió también Juan Luis (El Inca Paz), Manolo, Jose Valle (Tiahuanaco), Pepe (Ayahuasca), Juan y Marian y Geni y quien esto escribe. Carba y Marisa pasaron por La Posada Blanca a saludarnos.
Antes de la cena, escasos movimientos instrumentales. Pepe se trajo un quenacho que, más que "quenacho" deberíamos llamar QUENACHÓN. La verdad es que ignoro si tiene algún nombre específico, pero es un instrumento verdaderamente llamativo. Es de marca "ACHÁ", de Bolivia. Medirá unos ochenta centímetros y está formado por una sola caña, impresionantemente grande. Su tesitura es también llamativa: Está una octava por debajo de la quena normal, es decir, que está en La (o en Sol, ya sabéis cómo es eso...)
La cena... Empezamos pidiendo directamente las tortillas de patata, una más hecha y otra menos hecha. Algunos gourmets apreciaron que la cebolla estaba cortada bastante gruesa y un poco cruda. Otros dijimos... ¿Cebolla? Ñam, Ñam... ¿Qué cebolla dices...?
Luego, los clásicos, para no variar: Chipirones afogaos y Pollo al ajillo. Pocos postres, algunos cafés y chupitos. El vino no era Chitón, pero no me digas cómo se llamaba. El caso es que también tenía tendencia a evaporarse... Hay que reseñar que volvió a acompañarnos nuestro camarero preferido, Jose (saludos desde aquí ;o)
Después de la cena comenzó la música (ya se sabe que "de la panza sale la danza...") Como habréis observado, se había reunido una buena colección de "andinorros", así que la cosa no podía ser de otra forma. Además, las cantoras de lo argentino habían quedado un poco alejadas del centro de operaciones y, claro... la música andina se impuso. Hubo de todo. Bueno y menos bueno (malo, nunca) con espléndidos acompañamientos de cuerdas. Grandes clásicos y temas de esos raros, raros. Mila se nos desesperaba un poco y, de vez en cuando, conseguía que sonara algún tema argentino de esos que le son tan queridos.
Lamentablemente, cuando estábamos empezando a alcanzar una buena temperatura, se nos echó el tiempo encima y ya tuvimos que ir desfilando (los probinos de La Posada Blanca aguantaron como campeones...)
Reseñar aquí que cuando nos íbamos recordé que llevaba un original silbato o flauta de nariz, que había comprado en la Feria de Muestras. Es algo como esto:
No tiene nada que ver, que yo sepa con el mundo andino.
Se toca así:
La boca, abierta, hace de caja de resonancia y permite modular el sonido. Ahora falta lo de siempre, ensayar, ensayar, ensayar... (es coña, con esto no hay manera de tocar seguido...)
Y hale, ya. En principio quedamos para el día 3 de enero, si no estamos muy estragaos de las farturas de la época. Se comentaba que todos deberíamos hacer lo posible por avisar con alguna antelación de quiénes van a ir o no
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La quedada fue de las mejores que recuerde, tener a Jonás siempre es un lujo, el "compresor" también, sin desmerecer a Manolo (que estuvo algo en la sombra) y demás participantes, lo siento por Mila, pero cuando nos juntamos "andinorros" es lo que hay, ñoñerías las justas, lo pasé como un deficiente y no me paró la guardia civil, noche redonda.
ResponderEliminarPues a mi también me prestó un montón, y eso que voy a ver si el cambio el aceite al "compresor", a ver si no consume tanto...
ResponderEliminarEn cuanto a la megaquena, se llama Jatun-quena, o también la he visto nombrada Mamaquena, y es justo la octava de una quena normal, y la digitación es la misma.
Y también rubrico el comentario sobre Manolo, desde la sombra llena un montón, y es que es el que siempre termina los temas enteros, cuando todo el mundo duda, es él el que sigue y todos vamos detrás.
Un saludo
Jacha quena, la he visto nombrada por ahí.
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