domingo, 15 de abril de 2012

Ecos de la "Andinada" de abril

Se celebró ayer, día 14 de abril, la caída del Rey.... digo... la quedada correspondiente al mes de abril.

La asistencia fue muy numerosa. A ver si me acuerdo de todos: Juan Cánovas (que tuvo que marcharse demasiado pronto) y Marian. Carba y Marisa, Plácido y Oliva, Toni y Julia, Manolo y Susana. Enrique, que trajo a unos amigos (como de costumbre, no recuerdo sus nombres. Tengo que operarme de esto...) A eso de las 11 llegaron Belén y José Luis Sésar (el "Peque") Estuvo Jose Valle y también Geni y el que esto suscribe.
No obstante, la presencia más sorprendente de la noche fue la de Pablo Chabrol, "el Poli" que demostró una vez más sus dotes como comunicador y animador de las reuniones.

La tarde empezó mal. Cuando llegamos, el reservado donde solemos tocar ("La pecera" le llama Enrique) estaba ocupado por una horda de peques que celebraban un cumpleaños, acompañados por sus familias. Pedimos entonces que nos habilitaran una mesa en el comedor. La mesa fue creciendo poco a poco, a medida que iba llegando gente. Aquello parecía el camarote de los hermanos Marx. De todos modos, es muy agradable que las reuniones sean numerosas.

Como había partidos, nos abstuvimos de pelar las guitarras hasta muy tarde (nada de tocar antes de la cena), pero cuando lo hicimos fue con energías redobladas.
Aprovechando la presencia del Poli, menudearon los temas argentinos. Cuecas, zambas y chacareras ocuparon los lugares principales. Algún que otro tema andino (por ejemplo, una inspirada interpretación de "El cóndor pasa") pero la parte del león fue para los temas del folklore del país del Plata (y del petróleo)

Acerca de la cena doy mi personal opinión. Es posible que esté equivocado: Bien las patatas semáforo y aceptables las croquetas y los criollos. Las morcillas no me gustaron. A mi juicio estaban secas.
Lo que no me gustó nada fueron las costillas. Las de la zona de la derecha (según se llegaba a la mesa) tenían un sabor y olor peculiares que hacían que no me resultaran apetecibles. Las de la zona centro e izquierda estaban -según opiniones que escuché- bastante saladas, hasta el punto de que nos ofrecieron cambiarlas por otra cosa.
El pollo, que había pedido Poli, estaba bastante bien.

Y nada más. A eso de la una y media nos fuimos para que aquella gente pudiera cerrar.