lunes, 18 de junio de 2018

Ecos, pero pocos

Se celebró la quedada de puertas abiertas, significativas ausencias. Dado que me tocó ser el anfitrión, dejaré que sean los demás quienes levanten "acta" de lo acaecido, me temo que aparte de la "portavoza",  poco se va a leer.

Mucha suerte el martes para Chema en su introducción en el RIDEA, supongo que intentaré asistir.

8 comentarios:

  1. Pues miren ustedes, se había convocado esta quedada coincidiendo con el cumpleaños de Juan Luis y en esa "jornada de puertas abiertas" efectivamente, faltó gente. No obstante, el que no quiso perdérselo fue D. Lorenzo, que desde primera hora brilló allí arriba para propios y extraños convirtiendo el lugar de la reunión en un sitio realmente apetecible.
    IncaPaz se lo curró. Muy madrugador (diría yo que demasiado) se dedicó a poner mesas, sillas, altavoces y algún que otro aperitivo inicial para recibirnos y también por cierto, un toldo nuevo que nos hizo sospechar que caería aquella que dice "mi zamba viene avanzando del toldo donde ha nacido".
    En cuanto a las viandas, habíamos quedado en llevar cada uno de nosotros lo que nos apeteciera. Y apeteció ensalada, tortiella de cebolla con patatas, costillas, criollos, empanadas de dos clases, quesos y pasteles. También trasegamos sidra, vino, refrescos y otras bebidas espirituosas con aderezos varios. Los pasteles, que los hubo, desaparecieron por obra y gracia de dos niñas preciosas que había por allí, así que si os digo la verdad, no los catamos jajajaja.
    En el tema musical, pues recuerdo haber escuchado “Ya es la hora”, “El Sikuri”, “Rio Abierto” y “Ángela Rosa”. Hubo más pero soy un desastre para recordar los títulos de las canciones, lo siento. Y en fin, aunque no suelo hacerlo, yo pispa cogí la guitarra de Juan Luis (qué bien suena, por cierto) para poder cantar “La Jardinera” y “Volver a los 17”. ¡Cuánta osadía! Y hablando de todo un poco, Pepe decía que no tocaba las cañaveras desde la última quedada a la que asistió y a mi me suena que eso fue hace mucho tiempo. Nuestro amigo Pablo llevaba también bastante sin aparecer. Se les echaba de menos, la verdad. A ver si conseguimos juntarnos todos para la próxima, aunque últimamente parece más sencillo que el sol se congele. Ustedes verán lo que es mejor.
    Para finalizar, recuerdo que mañana por la tarde en el RIDEA sabremos algo más de las andanzas del Capitán asturiano Díaz de Pinera y “El País de la Canela” de la mano de Jose María Fernández Díaz Formentí.

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  2. Todo curro es poco para recibir tan gratas visitas. Aunque últimamente lo de madrugar no me cuesta nada, con esto de la edad ando ya en danza a las 5 de la mañana (con lo bueno que era en la cama.... podía dormir horas y horas)
    La comida abundante, la tortiella algo cruda, no quería que quedase dura y me quedé corto de cocción, egoístamente es como me gusta por que al día siguiente sigue jugosa.
    El clima acompañó, increíble, salió el sol, así pues la toldería tuvo mucho trabajo durante toda la jornada.
    Notables ausencias, Geni, Eladio, Elena, Juan, lástima siempre se les echa de menos.
    Puntualmente aparecieron Carmen y Jose, Belén y Pepe y las tragapasteles (jo, no caté ni uno) Pablo y Chema.
    Este último apareció en un descapotable último modelo, adornado con el anagrama de los Calchakis (supongo que para pasar desapercibido, cosa que no logró)
    Desgranamamos y ejecutamos cuanto se nos ocurrió, no obstante entre tanto viento y tan poca cuerda, la batalla estaba decantada de antemano (yo de decantar sé mucho, por eso no me animo demasiado a entonar la voz)
    Fue transcurriendo la tarde y los vapores etílicos nos fueron ablandando los dedos (y el cerebro) y cayeron algunos temas, sí, cayeron, jajajajaja
    Al final de la tarde y comienzo del crepúsculo, todas las unidades fueron desfilando a sus aposentos y más o menos, así transcurrió.

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  3. También echamos de menos a Pilar y Jose Luis. A ver si para la próxima asisten. Tanto trabajo no puede ser bueno.

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  4. Bueno, yo me lo pasé bien, como siempre; aunque mi colaboración musical sea tendente a la nada, me lo paso muy bien. Bueno Inca, y lo del "Descapotable"... je je, vamos a dejarlo, porque además tampoco es el último modelo, que lo compré en febrero del 92... Por dentro está hecho un Cristo, ya lo visteis (está peor que los Land Rover de los paisanos de los pueblos), pero lleva siendo 26 años mi fiel compañero de monte y son ya muchas, pero muchas aventuras juntos. Ahí adjunto la foto del colega...

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  5. Ah, pues no sé como se incluye aquí la foto susodicha... (?¿)

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    1. Sabíamos que el descapoteibol era blanco, jamás imaginé que fuese tan, tan, tan blanco que no saliera ni en las fotos. Por cierto en febrero del 92 aún no había nacido.
      Musicalmente sí que aportas, de hecho aporta todo el mundo, ya que se te da bien todo lo que haces ¿podrías aprender a tocar guitarra, charango y cuatro venezolano para la próxima semana? Es urgente.

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    2. Querido Inca, musicalmente lo único que hago allí es aprender. Y sí, me encantaría tocar cuerdas, pero hace ya tiempo que tengo mi tiempo sobresaturado de historias. ¡Prepárate cuando me jubile! Para entonces sí quiero desempolvar mis instrumentos de cuerda y tomar clases, pero hasta entonces... solo instrumentos precolombinos (bombo y siku, que la quena también tendrá que esperar a la jubilación). Con el bombo me conformo en intentar coordinarme para llevar el tiempo; el siku es muy agradecido: como no tengo tiempo para practicarlo, me dedico a hacer las disonancias, que son fundamentales. Me lo explicó un día un musicólogo y antropólogo boliviano: el tío estudió las sikuriadas bolivianas y comprobó que cuando la banda tiene que tocar una nota, ej. sol, de los 100 del grupo unos 60 o 70 dan ese sol; otros 10 dan un la, otros 10 un fa y el resto un batiburrillo de sostenidos y bemoles. Las proporciones se alteran en función de la intoxicación etílica, pero el caso esque cuando uno escucha una de estas bandas a distancia tiene una sonoridad peculiar: cada nota tiene un "aura" acompañante que da la particular sonoridad de las bandas de sikuris. Cuando me enteré de todo esto respiré aliviado. En ese mundo de disonancias encontré mi nicho ecológico, mientras José, Pepe, Juan etc. dan la nota que tienen que dar. Bueno, nah, pero lo de las cuerdas, hasta la jubilación va a ser que no voy a poder...

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  6. Eso que estás comentando de las disonancias... ya está inventado: se llama "tarkeada"
    Cuando es menester y la dosis etílica acompaña, solemos ejecutarla en el Ayllu, las caras de los "escuchantes" son todo un poema, en tanto nosotros nos partimos el pecho de risa.-

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